domingo, 20 de octubre de 2013

Obsesiones peligrosas: adictos a las cirugías plásticas

vía pinterest
Con la moda de las cirugías plásticas, cada día es más recurrente encontrar personas que en su afán de perfección, modifican tanto alguna parte de su cuerpo que terminan deformándola. Otras terminan poniéndose en riesgo de muerte por reiteradas entradas al quirófano o por descuidos mínimos después de las cirugías.

“El Trastorno Dismórfico Corporal, TDC, como se conoce en términos científicos, refleja un problema emocional que surge cuando la persona no acepta su apariencia, sin importar si es hombre o mujer y a pesar de ser identificado por los demás como alguien bello, exitoso o inteligente”, explica el psicólogo Jaime Sotomayor, jefe de Arraigo en el Universidad Incca de Colombia.

Según Sotomayor, los trastornos de imagen corporal, son cada vez más frecuentes, lo cual lleva a algunas personas a recurrir a cirugías estéticas que pueden causar deformidades o en ocasiones hasta la muerte. Siempre hay lago que mejorar.

Para el Psicólogo, quien estudia hace varios años este tipo de enfermedades, las personas que sufren trastornos de imagen, no ven lo que tienen sino lo que les hace falta y siempre van a querer mejorar algo que para ellos está mal. “Se operan la nariz, la quijada, los ojos, pueden aumentar la talla del busto y luego disminuirla, se hacen liposucciones, reducción de medidas y no les importa el dolor post operatorio o los riesgos que implica someterse a una cirugía innecesaria”. 

Lo alarmante es, que quienes sufren trastornos de imagen corporal, pierden la noción de la realidad y sufren el mismo trastorno que los enfermos de bulimia o anorexia: frente al espejo ven defectos que para otros no existen.

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“Este trastorno puede llevar a la muerte, pues hay personas que se obsesionan tanto por cambiar su apariencia, que si no tienen dinero, no les importa someterse a cirugías con personas inexpertas e inescrupulosas o en sitios inadecuados”. Por eso, es frecuente escuchar casos de pacientes que mueren por un mal procedimiento o porque se aplicaron productos nocivos para el organismo como aceites de cocina o de carro, en remplazo de la silicona.

Pero, ¿cuál es la solución? Jaime Sotomayor asegura que esta enfermedad sólo puede curarse con un tratamiento psicoterapéutico para que la gente reconozca el problema, aprenda a aceptarse y a quererse sin importar su apariencia, es decir, hacer que el paciente mejore su autoestima y que valore sus cualidades como persona.

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