¡Cero drama!

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La forma en que afrontamos las situaciones, los problemas que nos encontramos en el trabajo e incluso,  el manejo  que damos a las relaciones que tenemos que construir a diario influyen y hacen parte de en nuestra vida diaria. La clave está en cómo manejamos estas situaciones porque, aunque no seamos conscientes de ello, influye en nuestra salud física y mental, determinando finalmente nuestra filosofía de vida.

Ser dramáticos es algo común en el ser humano, por lo general aumentamos o creamos los problemas, los hacemos más difíciles y como si no fuera poco, los alargamos hasta el punto que nos hastiarnos de él; pero lo que no sabemos, es que ser dramáticos trae severos problemas en la salud y no solo a nosotros, también de todas las personas que nos rodean porque de manera directa o indirecta las contagiamos de nuestra dramática vida.

El drama genera ataques de depresión y ansiedad teniendo como resultado delirios de persecución, suspiros profundos, temblor en todo el cuerpo, sudoración, palpitación y aumento en la presión sanguínea. Además, como si fuera poco, produce problemas estomacales como úlcera y gastritis, estreñimiento, problemas del corazón, falta de concentración, perdida de memoria, y baja autoestima que conlleva a un sin número de problemas conductuales en la persona.

¡No seas dramático! lo fundamental es entender que los problemas son parte de la vida y que la clave para ser feliz es la manera como los solucionamos, no te dejes llevar por las emociones que impiden la visibilidad para una solución objetiva. Cuidar la salud y el bienestar emocional es tan importante como cuidar la salud física.